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El desfile y el águila devorando la serpiente

Alejandro Pohls Hernández alejandropohls@prodigy.net.mx

Este 20 de noviembre a partir de las 10:00 de la mañana se llevó a cabo el desfile cívico militar en conmemoración del 111 aniversario de la Revolución Mexicana. Se pudieron ver representaciones de momentos históricos de la Revolución mexicana, interpretaciones de canciones típicas de esa época. Participaron más de cinco mil elementos de las fuerzas armadas del país, las armas de la República estuvieron presentes, sin faltar los cadetes de Heroico Colegio Militar, con sus tradicionales águilas posadas sobre los antebrazos de los gallardos cadetes y para finalizar, un gigantesco recuadro de “el águila devorando a una serpiente,” mientras los presentes entonaban el Himno Nacional Mexicano.

Pero, usted se preguntará, ciento once años después, ¿cuál es el propósito de movilizar a miles de soldados y otros, para montar toda una parafernalia teniendo como marco escénico, la plaza, enmarcada con los edificios del poder político y religioso, el Presidente en el balcón y la bandera ondeando suavemente con su águila devorando una serpiente? “El mejor medio para ejercer el poder sobre el pueblo, es mediante su pasado, los símbolos y los festivales públicos: Rousseau

Recurrir al pasado, a los héroes y símbolos patrios, constituye una gran herramienta para la política y para el Estado; el desfile es probablemente la más eficaz de todas estas herramientas, por estar investido de profundos mensajes y simbolismos políticos e históricos. La manera en que se representa y evoca el pasado, se satisfacen las necesidades del presente… Y esto lo sabe muy bien el Presidente, que continuamente recurre a continuidades y rupturas con el pasado histórico.

Con la globalización, los nacionalismos parecían fantasmas del ayer, pero, por más globalización que se procure, los gobiernos saben que los símbolos dan la identidad a los pueblos: Los que saben gobernar, están conscientes de que se requiere de la estatuaria, los héroes patrios, la liturgia de los espacios sacros de la patria, para aglutinar a los gobernados; tampoco pueden faltar los santones laicos, como en la Iglesia, para ser reverenciados en los altares de la patria.

Pero ¿qué significa el águila devorando a una serpiente? No hay símbolo más reconocido por los mexicanos que éste: Dice la manida leyenda que Huitzilopochtli dijo al Pueblo del Sol, que ahí donde vieran un águila devorando una serpiente deberían fundar su ciudad… Por lo tanto, es un símbolo fundacional.

Hasta donde la historia nos lleva de la mano, el águila se le ha considerado un ave majestuosa vinculada con el sol, la tormenta, el ímpetu guerrero, el triunfo del espíritu sobre la vulgar materialidad. El humano ha soñado ser el ave soberana que se eleva a las alturas. El águila es símbolo de dignidad, libertad y fascinación. Emblema de fuerza y valentía para el pueblo mexica: orgullosa protagonista de nuestra historia y escudo nacional.

La dualidad del águila y la serpiente significa el cielo y la tierra. El águila arriba, se eleva, flota y lo ve todo. La serpiente es animal rastrero, oculto y de oscuridad. Universalmente el águila ha sido símbolo celeste, ave de luz y de iluminación, de las alturas, por su capacidad de elevarse por encima de las nubes y fundirse con el sol. Es la encarnación del propio astro y del fuego, porque además de su plumaje dorado, se cree que puede mirar fijamente al sol... Su vuelo descendente significa el caer de la luz sobre la tierra, el advenimiento de la energía vital.

En el lenguaje de los jeroglíficos egipcios, la letra A se representa con la imagen del águila. Su significado es el calor vital, lo diurno, el origen asociado con la fuerza fecundante masculina, con la figura del padre. Su opuesto es la serpiente, animal que se arrastra en la oscuridad y la muerte. El águila (la luz) parada sobre un nopal (la Tierra y la alimentación) abate feroz a la víctima, la víbora (la oscuridad): La luz vence a las tinieblas.

En el diseño del fallido aeropuerto de Texcoco no faltó la utilización de símbolos patrios, su arquitectura vista desde el cielo semejaba un águila. También el presidente Peña Nieto sabía que la memoria, el mito, la historia, el relato y el recuerdo organizado son las fuerzas fundadoras básicas; fortalecerlos abona a la identidad nacional, a la solidaridad y cohesión de los mexicanos.

La dominación política implica una definición e interpretación histórica. No pueden los gobiernos rehuir el pasado, la realidad histórica, sustituyéndola con farisaicas procesiones, celebraciones religiosas, poniendo los ojos en blanco en olor a beatitud, aunque trasuden hipocresía, para ser fotografiados por los medios, tal y como lo hacían el ex gobernador Oliva y su mentor Elías Villegas, que utilizaban la religión como herramienta de manipulación política.

Existe también otra religión, la laica: “la política”. Permanecer ajeno a la historia, excluido del significado del “Gran relato”, carente de simbolismo y héroes, encarna un gobierno efímero, fugaz, incapaz de permear el inconsciente colectivo, e incapaz de manejar el simbolismo de la Historia y crear sus propios héroes y monumentos. “El Hombre es un animal de símbolos”: Carl Jung

“Los hombres, para sobrevivir, construyen sus propias utopías, buscan consuelos intelectuales y morales en ellas. En la utopía, siempre se piensa que el futuro será mejor…”: José Vasconcelos.

LEÓN

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2021-11-28T08:00:00.0000000Z

2021-11-28T08:00:00.0000000Z

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