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El estilista liberal

OPINIÓN JORGE VOLPI

Si la democracia es el espacio radical de la subversión, el diálogo y la incertidumbre -y nuestro más alto anhelo-, necesita de voces que la disequen y sacudan desde adentro, de otro modo corre el riesgo de que se sequen sus aguas y quede convertida en un cuenco vacío. Entre nosotros, Jesús Silva-Herzog Márquez se ha convertido en su más sagaz y exigente crítico: nadie como él ha continuado la perdida tradición del análisis político como una variedad de la literatura. Semana a semana explora nuestro desasosegante presente -y el lenguaje que lo representa- con una vívida prosa de poeta: proviniendo de un enclave distinto al círculo del Nobel, es hoy el único heredero del Octavio Paz ensayista, otro permanente insatisfecho, con quien no se cansa de dialogar en sus escritos.

“Criticar a los nuestros es el primer deber de un escritor político”, escribe SilvaHerzog Márquez en la primera parte de La casa de la contradicción, acaso la más luminosa de su libro, donde se atreve no solo a ofrecer su idea -compleja, abigarrada, sutil- del liberalismo donde se ubica, sino de practicar un feroz examen de conciencia de sus compañeros de ruta. Nadie podrá poner en duda su honestidad intelectual: su brutal relato del populismo tiene su correspondencia en la identificación

Los juicios más severos se los lleva, sin duda, López Obrador: no porque sus predecesores fueran menos perniciosos para la joven democracia mexicana, sino porque sus acciones corroen sus débiles cimientos.

de ese influyente grupo de liberales dogmáticos -encabezados por el Vargas Llosa que acaba de reprocharles a los ciudadanos no “votar bien”- que han resultado tan perniciosos para la democracia como sus némesis de izquierdas.

A treinta años de la fiebre democrática posterior a la Caída del Muro de Berlín, Silva-Herzog Márquez intenta encontrar las causas de la decepción que hoy provoca en muchos, así como de las amenazas que sufre desde numerosos frentes: de este modo, identifica el ascenso de los populismos de derecha y de izquierda -e incluso el defendido por Laclau o Mouffe- como el mejor síntoma del fracaso de ese liberalismo que se volvió tan arrogante -y tecnocráticocomo insensible: aquel que, con la misma ceguera de sus adversarios, desdeña cualquier cuestionamiento y esquiva el malestar provocado por una desigualdad cada vez más oprobiosa.

A Silva-Herzog Márquez le parece, pues, que el populismo identifica correctamente los males de la democracia liberal -más adelante dirá algo parecido de López Obrador-, pero se muestra convencido de que se equivoca en sus respuestas: el clientelismo, la polarización, la ausencia de contrapoderes. Frente a los infinitos yerros de los liberales autoritarios -aquellos que no dudaron en aliarse con los neoliberales, es decir, los conservadores-, su propuesta es volver a un liberalismo aún más democrático.

Esta perspectiva se filtra en las siguientes páginas de su libro, donde realiza una afilada anatomía de la política mexicana desde el año 2000 hasta la fecha. Su relato, donde se trasluce el novelista que podría haber sido, destila una singular coherencia y un acendrado pesimismo: hemos vivido, desde entonces, en una democracia torcida, mañosa, enclenque, que ahora corre más peligro que nunca. No hay héroes en su relato: Fox es retratado como un gran candidato y un Presidente maniatado, frívolo y hueco; Calderón, como el irresponsable incitador de la violencia que nos desgarra; y Peña Nieto, como el galán autista que convirtió el Estado en una empresa al servicio de sus amigos.

Los juicios más severos se los lleva, sin duda, López Obrador: no porque sus predecesores fueran menos perniciosos para la joven democracia mexicana, sino porque sus acciones corroen sus débiles cimientos. Como a Roger Bartra, le parece un conservador autoritario: justo lo que él critica a diario en sus enemigos. No hay en su crítica, sin embargo, nostalgia alguna por el pasado ni dejos de simpatía por sus opositores. Aun así, no deja de albergar un hálito de confianza en la democracia liberal -y en una última y un tanto romántica idea de nación- para reinventar nuestro futuro. Acaso la única duda que deja su libro es de qué modo ésta podrá en efecto responder al desafío populista transformando un sistema, como el nuestro, diseñado concienzudamente para beneficiar solo a unos cuantos.

AM2

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2021-11-28T08:00:00.0000000Z

2021-11-28T08:00:00.0000000Z

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